Los grados del perdón
La falta de perdón para con nosotros mismos es más grave de lo que podría parecer.
¡Cuánto nos cuesta perdonar a quienes nos ofenden! Y si les perdonamos, no olvidamos. (Y el perdón sin el olvido es como si no existiera).
Y a nosotros mismos nos perdonamos aún más difícilmente. Y esa incapacidad para olvidar nos envenena. (Para alcanzar la paz interior debemos llegar, por medio de la contrición, más allá del arrepentimiento y perdonarnos a nosotros mismos).
Y aún más difícil nos resulta perdonar a quienes hemos ofendido. (El que consigue perdonar a quien ha ofendido, es como si batiera un récord, como si alcanzara una meta lejana)-
La falta de perdón para con nosotros mismos es más grave de lo que podría parecer: es una muestra de desconfianza en la bondad de Dios, una prueba de nuestra necia y calculada maldad. Tal es el caso de Judas, quien fue incapaz de creer en el poder de Cristo (para perdonarle) y en Su bondad (para querer perdonarle).
(Traducido de: Nicolae Steinhardt, Jurnalul fericirii, Editura Mănăstirii Rohia, Rohia, 2005, p. 122)