Los jóvenes que mantienen su virginidad hasta el matrimonio, pueden asemejarse a los mártires
Debes estar limpio, al presentarte ante Cristo. Y esa pureza debe ser completa, es decir, física y espiritual.
Es necesario que los jóvenes que se acercan al Altar sean castos, puros de alma y de cuerpo. ¿Qué don más valioso podrían presentar los jóvenes novios, que su castidad? Los jóvenes que mantienen su virginidad hasta el matrimonio, pueden asemejarse a los mártires. Digo esto porque, en nuestros días, esa batalla invisible contra la tentación del desenfreno es muy dura y requiere de mucha entereza, destreza, valor, paciencia y el deseo de agradarle a Dios, para poder salir avantes.
Debes estar limpio, al presentarte ante Cristo. Y esa pureza debe ser completa, es decir, física y espiritual. Es por eso que los jóvenes deben confesarse antes de la Boda. No existe un sacramento más eficiente, para el alma, que la Confesión y las lágrimas de arrepentimiento. Al confesarse —si se trata de una contrición sincera y auténtica—, el hombre adquiere nuevamente el estado de pureza de cualquier niño. Este estado nos lo pide también Cristo, cuando dice que: “si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos”.
(Traducido de Din învățăturile părintelui Arsenie Boca.Tinerii, familia și copiii născuți în lanțuri, Editura Credința strămoșească, 2005, pp. 210-211)