Los métodos del maligno para enemistar al hombre con Dios
Primero, los arroja a los vicios y las pasiones. Si no consigue esto, les exacerba el orgullo, es decir que los incita a creer que están cumpliendo la voluntad de Dios.
Nuestro enemigo tiene dos medios con los cuales gobierna a los hombres, hasta llegar al punto de enfadar a Dios: primero, los arroja a los vicios y las pasiones. Si no consigue esto, les exacerba el orgullo, es decir que los incita a creer que están cumpliendo la voluntad de Dios. Mientras tanto, él (el maligno) los va dominando por completo. Eso sí, no los ciega inmediatamente con el orgullo, sino que “los convence para que crean que están obrando la virtud, mientras siembra en sus corazones una idea altísima de sí mismos. Con esto se educa el fariseo interior, que día a día crece y se entrega a la soberbia y el engaño, al punto que hasta Dios mismo permite que caiga bajo el influjo del maligno”. Esta reflexión pertenece a un justo de Dios, un gran stárets de Moldova.
(Traducido de: Starețul Macarie de la Optina, traducere de părintele Teoctist Caia, Editura Doxologia, Iași, 2012, p. 281)