Los peligros del orgullo
El orgullo es como una serpiente: si lo pisas, te muerde.
Desde luego, también en el orgullo hay distintos niveles y matices. Por ejemplo, hay un individuo que es orgulloso en una medida, digamos, menor, en tanto que hay otro que apenas puede caminar bajo el peso de su propio ego. Hay uno que entiende que su orgullo es una pasión, pero, sabiéndose impotente o carente de voluntad para luchar contra este, lo esconde como puede, en tanto que hay otro que es soberbio sin ningún tipo de vergüenza.
En esto juegan un papel muy importante tanto el nivel de desarrollo de la mente como la educación y la cultura general del individuo dominado por esta pasión. El inculto seguramente será un orgulloso nefasto. El intelectual es un orgulloso refinado, si se le puede llamar así. El inculto discutirá groseramente, si alguien le contradice o lo delata. El educado buscará cómo conquistarte con sus cualidades, para convertirte en un siervo de su amor a la grandeza. También el intelectual, bajo la influencia del orgullo que arde en su interior, puede recurrir a los groseros métodos del inculto.
Con todo, en ambos casos la pasión sigue siendo exactamente la misma en su esencia. El orgullo es como una serpiente: si lo pisas, te muerde.
(Traducido de: Arhimandritul Serafim Alexiev, Viața duhovnicească a creștinului ortodox, Editura Predania, București, 2010, p. 182)