Los pensamientos de orgullo y vanidad
Si en la iglesia sientes un pensamiento que te induce a leer lo más bellamente posible el Salterio, con tal de envanecerte, deberás tener la suficiente lucidez para darte cuenta de ello y echarlo lo antes posible de tu mente.
Padre, ¿qué debemos hacer cuando nos vengan pensamientos de orgullo?
—Tal como los demás se ríen de nosotros cuando nos ven pavoneándonos, del mismo modo debemos reírnos de nuestros propios pensamientos de orgullo.
¿El humilde experimenta pensamientos de orgullo?
—Sí, pero se ríe de ellos, porque se conoce bien a sí mismo.
Padre, en alguna parte leí que debemos apartar inmediatamente los pensamientos de soberbia, tal como apartamos esos otros que nos avergüenzan.
—Al pensamiento inmoral lo notas inmediatamente; al contrario, para notar un pensamiento de orgullo necesitarás de mucha lucidez. Si, por ejemplo, cuando oras sientes que te viene un pensamiento impuro, lo apartas en el acto: “¡Vete de aquí!”, le dices. Pero, si en la iglesia sientes un pensamiento que te induce a leer lo más bellamente posible el Salterio, con tal de envanecerte, deberás tener la suficiente lucidez para darte cuenta de ello y echarlo lo antes posible de tu mente.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Patimi și virtuți, Ed. Evanghelismos, București, 2007, p. 59)