Los rasgos característicos del hombre que vive en santidad
Su delicadeza se irradia incluso sobre los animales y las cosas, porque en todo y en todos ve un don del amor de Dios, razón por la cual rehúsa herir ese amor con un trato lleno de dejadez e indiferencia. El santo respeta a cada persona, y si alguna persona o incluso algún animal sufre, le demuestra una profunda compasión.
En la persona del santo, con su disponibilidad al relacionarse con los demás, con su extrema atención a las necesidades de los otros, con su celeridad para entregarse a Cristo, la humanidad entera es sanada y renovada. ¿Cómo se manifiesta concretamente esa restauración de la humanidad? El santo deja que cada ser humano perciba en él un comportamiento lleno de delicadeza, de transparencia y de pureza en sus pensamientos y sentimientos.
Su delicadeza se irradia incluso sobre los animales y las cosas, porque en todo y en todos ve un don del amor de Dios, razón por la cual rehúsa herir ese amor con un trato lleno de dejadez e indiferencia. El santo respeta a cada persona, y si alguna persona o incluso algún animal sufre, le demuestra una profunda compasión.
Refiriéndose a la compasión del hombre que ha alcanzado la santidad, San Isaac el Sirio dice lo siguiente. “¿Qué es un alma, un corazón lleno de compasión? Es un corazón que arde por cada criatura: por sus semejantes, por las aves, por los animales, por los reptiles, por los demonios. Pensar en ellos o verlos hace que el santo derrame incontables lágrimas”.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, Rugăciunea lui Iisus și experiența Duhului Sfânt, Ed. Deisis, Sibiu, 1995, p. 43)