La agresión de la internet sobre el hombre es una realidad señalada por hechos, testimonios y pruebas médicas incontestables. En una conferencia de la Asociación Psiquiátrica Americana, que tuvo lugar en Nueva York, la dependencia de la internet fue incluida en la lista de enfermedades que necesita el mismo tipo de abordaje que la dependencia del alcohol, las drogas o los juegos electrónicos. En consecuencia, la utilización excesiva de la internet es como una ebriedad, una droga: es un mal palpable. Un médico psiquiatra determinó que la dependencia de esta nueva “droga” no sólo tiene síntomas psíquicos, sino también físicos: dolor de cabeza y de columna vertebral, por ejemplo, y otros más graves, como agitación e irritabilidad cuando el paciente no puede utilizar su “droga”. Dicho facultativo concluyó que la internet “nos come vivos”, es decir, nos acorta la vida. El hecho que después de un uso prolongado los individuos presenten traumas físicos y psíquicos indica, indudablemente, que estamos ante un pecado que Dios considera muy grande y que debe se castigado.

(Traducido de: Cristian Șerban, Tinerii în fața provocării, Editura Egumenița, p.10)