Los santos, modelos del amor divino
Al igual que una casa necesita tener cimientos sólidos y profundos para poder resistir el paso del tiempo, así también la Iglesia tiene, en sus cimientos, los cuerpos de los mártires que dieron su vida y su sangre por amor a Cristo, alcanzado el más alto amor divino.
Sabemos que cualquier cosa cimentada en el sacrificio, el esfuerzo y el ahínco suele durar mucho. Y lo que se fundamenta en el sacrificio voluntario y hecho por amor, es realmente incomparable, porque supera las barreras del tiempo, haciéndose eterno.
Este edificio santo, fundado en el sacrificio y el esfuerzo humano, teniendo como fundador a nuestro Señor Jesucristo, es la Iglesia cristiana, la Iglesia Ortodoxa. Y este sacrificio es representado, de mejor manera, por los Santos Mártires, quienes ofrendaron su vida por Cristo, ya que Él entregó también la Suya, por nosotros. Con esto, los mártires no hicieron sino imitar a Cristo, fundador y guía de la Iglesia.
Al igual que una casa necesita tener cimientos sólidos y profundos para poder resistir el paso del tiempo, así también la Iglesia tiene, en sus cimientos, los cuerpos de los mártires que dieron su vida y su sangre por amor a Cristo, alcanzado el más alto amor divino.
Luego, podemos considerar a los mártires y a los santos, en general, como rocas utilizadas para la edificación de la Iglesia. Sin estas piedras, el edificio no podría existir.
Sin mártires y sin santos no hay Iglesia. Sin mártires y sin santos no tendríamos ejemplos a seguir. Y si no tuviéramos ejemplos a seguir, todo el pasado de la humanidad no sería sino un absurdo.
(Traducido de: Protosinghelul Ioachim Pârvulescu, Cele trei mari mistere vizibile şi incontestabile din Biserica Ortodoxă, Editura Amacona, 1997, pp. 147-148)