Luces y sombras
No hemos apreciado la luz, y esta se ha apartado de nosotros. Hemos amado nuestras sombras, densas y largas, y con ellas hemos cubierto el mundo entero.
En verdad es interesante analizar la luz y las sombras, Cuando la luz del sol es más fuerte y más directa, las sombras en la tierra se acortan; cuando Cristo está más cerca de nuestro horizonte, las sombras de los hombres se hacen más fuertes y más largas. Cuando es mediodía y el sol, en su cénit, se halla sobre nuestras cabezas, las sombras se hacen muy breves. Cuando el sol se retrae al ocaso, las sombras son más largas. Cualquier cosa de la naturaleza tiene un sentido espiritual; cualquier fenómeno del mundo físico nos enseña algo sobre Dios y sobre el hombre.
Cristo es llamado “Sol de justicia” y “Aurora de las auroras”. Mientras Cristo, como “Sol de justicia” está más alto, nuestras humanas sombras son más pequeñas y más breves. Mientras Cristo está más cerca de nuestro horizonte, las sombras de los hombres son más fuertes y largas. Cuando Cristo desaparece completamente de nuestro horizonte, las sombras de los hombres se alargan, se confunden entre sí y se golpean como si fueran espectros.
El mundo cristiano ha vivido muchas veces esas épocas de espectros. También nosotros las hemos vivido, en nuestros días, y no solamente una vez. No hemos apreciado la luz, y esta se ha apartado de nosotros. Hemos amado nuestras sombras, densas y largas, y con ellas hemos cubierto el mundo entero.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Prin fereastra temniței, Editura Predania, 2009, p. 146)