Palabras de espiritualidad

¡Lucha, hijo, contra la desesperanza!

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Cuando el maligno se acerque a ti con la desesperanza, huye con tus pensamientos al amor sin límites de Dios y a Su misericordia.

«Pienso en la magnitud del esfuerzo que realizas. Pero no desesperes, querido hijo, en este trabajo espiritual, sino que acostúmbrate a confiar todo a la voluntad de Dios. Sólo así tu paciencia tendrá un contenido nuevo, convirtiéndose en el afán redentor del trabajo para Dios.

Me escribes que el maligno ha empezado a perturbarte nuevamente, esta vez desde otra dirección. Dios quiere que veas el gris estado en que te hallas; por eso debes apreciar ese don, porque representa volver a la capacidad de reconocer la situación de tu alma.

Debemos agradecerle a Dios y vivir con la esperanza de que, si Él vino a tu vida cuando estabas en la más profunda oscuridad, ¿es posible que te abandone ahora, cuando, a pesar de tu propia debilidad, más te esmeras en buscarlo? El demonio es quien te envía esos pensamientos, queriendo llevarte al pecado del pesimismo y la desesperanza. Y nuevamente viene la caída. ¡No permitas que eso ocurra! Cuando el maligno se acerque a ti con la desesperanza, huye con tus pensamientos al amor sin límites de Dios y a Su misericordia. Y cuando sea el orgullo el que te aceche, acuérdate de lo profundo de tu caída.

Así es como debes vivir, luchando contra ti mismo y contra el maligno. La paz vendrá, con la misericordia de Dios, solamente después de morir. Este mundo no es el Paraíso y nosotros tampoco somos ángeles».

(Traducido de: Arhimandritul Ioan Krestiankin, Povăţuiri pe drumul crucii, Editura de Suflet, Bucureşti, 2013, pp. 50-51)