Me agobian las tentaciones. ¿Qué puedo hacer?
El cristiano puede salir victorioso ante las tentaciones del maligno, solamente si practica todas las virtudes, especialmente la oración, el ayuno, la humildad, el amor, la confesión frecuente, la contrición, la caridad y mucha paciencia.
¿Cómo puede librarse el cristiano de las tentaciones del ángel maligno, es decir, el demonio, que le persiguen toda su vida?
—Para que pueda alcanzar la salvación, el hombre necesita ser tentado por el maligno, porque, si esto no ocurre, no podrá salvarse. No podrá adiestrarse en la lucha espiritual, ni podrá recibir ninguna recompensa por sus buenas acciones, mismas que habrá practicado por simple costumbre, sin oposición alguna por parte del enemigo. Por eso es que también San Pedro dice que “el demonio, nuestro enemigo, deambula como un león rugiente, buscando a quién devorar. ¡Resistidle firmes en la fe!” (I Pedro 5, 8-9).
Luego, nuestra vida es una lucha contra el demonio, quien nos tienta, sea valiéndose de nuestro propio cuerpo, o de nuestros semejantes, o directamente de sus huestes de la oscuridad. Las tentaciones son necesarias porque nos foguean para la lucha contra el pecado, para nuestra salvación, Eso sí, debemos tener cuidado de no dejarnos vencer por ellas. Un padre del Paterikón decía: “Apartemos las tentaciones y nadie se salvará”.
El cristiano puede salir victorioso ante las tentaciones del maligno, solamente si practica todas las virtudes, especialmente la oración, el ayuno, la humildad, el amor, la confesión frecuente, la contrición, la caridad y mucha paciencia.
(Traducido de: Arhimandritul Ilie Cleopa, Ne vorbește Părintele Cleopa, ediția a doua, volumul V, Editura Mănăstirea Sihăstria, Vânători-Neamț, 2004, pp. 89-90)