Mi salvación debe venir con la de mis hermanos
Ya que nuestra vida es una guerra, la más cruenta y justa de todas, porque es contra el pecado, permanezcamos ahí donde se nos ordenó, listos para entrar en combate, pensando siempre en la salvación colectiva.
No nos limitemos a buscar únicamente nuestra propia salvación. En la guerra, si un soldado no piensa más que en cómo huir, terminará perdiéndose junto con sus compañeros de pelotón. El verdadero soldado lucha por los demás y los salva, salvándose a sí mismo.
Ya que nuestra vida es una guerra, la más cruenta y justa de todas, porque es contra el pecado, permanezcamos ahí donde se nos ordenó, listos para entrar en combate, pensando siempre en la salvación colectiva, alentando a los que siguen de pie y levantando a los caídos.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Cuvinte alese, Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2002, p. 17)