¡Mientras vivamos, busquemos a Dios!
Todo cristiano que quiera salvar su alma y alegrarse con los ángeles y los Santos en el Reino de los Cielos, debe buscar a Dios.
“Busquen ha Dios hasta que lo puedan encontrar”, dice la Divina Escritura, (Isaías 58; Hechos 17, 27). Todo cristiano que quiera salvar su alma y alegrarse con los ángeles y los Santos en el Reino de los Cielos, debe buscar a Dios. Todas las criaturas de Dios, desde el más pequeño tallo de hierba hasta el roble más alto; desde el álamo hasta el ciprés que se eleva orgulloso; desde el grano de arena hasta los montes más altos, cuyos picos se adentran en las nubes, alcanzando el cielo; desde los gusanos que se arrastran en la tierra y las moscas que apenas pueden verse a simple vista, hasta el elefante, el león y el águila; el sol, la luna y las estrellas que se mueven con rapidez en lo oscuro: todo, todo exhorta al hombre, cumbre de la creación, a buscar a su Creador, a Dios.