Necesitamos aprender a ser agradecidos con Dios en todo momento y situación
Siguiendo este ejemplo, Dios nos concederá la paciencia necesaria para enfrentar todo lo que nos ocurra y para saber agradecerle por todo. Y el Dios de la salvación estará siempre con nosotros.
«Si todo el tiempo estuvieras sano, con bienestar, en paz y con alegría, entonces, quién sabe, tal vez tú —como otras personas— te podrías desviar a una vida más inmoderada. según las cosas del mundo. Pero, previendo todo esto, Dios te protege, como un Padre compasivo, de todas las cosas que son inútiles y desagradables para Él. Lo que debes tener en cuenta, para no entristecerte y no caer en la tentación de lamentarte porque no te sucede lo que deseas, sino lo que no quieres, es que Dios sabe bien qué es lo que necesita cada uno de nosotros, así sea la salud o la enfermedad.
Nuestra obligación es aceptar todo lo que el Padre Celestial nos envía, con una sumisión de niños, aunque se trate de cosas tristes, diciendo siempre: “¡Que se haga Tu voluntad, Padre nuestro!”, o, como decía un sabio stárets: “Si estoy enfermo, ¡gloria a Ti, Señor! Si mi enfermedad se ha agravado, ¡gloria a Ti, Señor! Si no puede ser sanada, ¡gloria a Ti, Señor! Porque es mejor estar contigo en el Cielo, que con los hombres aquí en la tierra”. Y, siguiendo este ejemplo, Dios nos concederá la paciencia necesaria para enfrentar todo lo que nos ocurra y para saber agradecerle por todo. Y el Dios de la salvación estará siempre con nosotros».
(Traducido de: Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 55)