Palabras de espiritualidad

No basta con ayunar, sino que tenemos que limpiar profundamente nuestro corazón

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Tenemos que preparar nuestro corazón, porque puede que no comamos nada, pero que, al mismo tiempo, nuestro corazón esté lleno de odio y maldad.

Es necesario preparar nuestro corazón para que pueda unirse con el Señor en la Santa Comunión. El ayuno es necesario para hacer humilde el cuerpo, porque, cuando el cuerpo se humilla, también lo hace el alma. La Iglesia nos instruye sobre la forma en que debemos ayunar. Tenemos que preparar nuestro corazón, porque puede que no comamos nada, pero que, al mismo tiempo, nuestro corazón esté lleno de odio y maldad. ¿Cómo recibir la Santa Comunión, si no somos capaces de soportar a nuestro hermano? Y ya podemos comulgar, pero no será para nuestra salvación, porque hemos elegido mantener vivas en nosotros cosas que vienen exclusivamente del maligno.

El ayuno es una preparación para tener un corazón humilde. Los Santos Padres dicen: “Quien no practica la obediencia, en vano ayuna y ora a Dios. La obediencia es más grande que el ayuno y la oración”. Aquel que no humilla su corazón y no lo limpia de todo pensamiento malicioso, ayuna en vano.

El Señor es amor y alegría. Tenemos que preparar nuestro corazón para que sea manso y humilde; de lo contrario, estaremos comulgando para ser condenados, y no para alcanzar la salvación. Por eso es que oramos: “Que esta Comunión no nos sea motivo de condenación, sino para nuestra salvación”.

(Traducido de: Starețul Tadei de la mănăstirea Vitovnița, Cum îți sunt gândurile așa îți este și viaţa, Editura Predania, București, 2010, pp. 102-103)