¡No demores tu arrepentimiento ni siquiera un instante!
“¿Y por qué no? Voy a seguir divirtiéndome mientras sea joven, voy a disfrutar de la vida... ¡Ya habrá tiempo para arrepentirme cuando sea grande!”. ¿Acaso alguno de nosotros sabe cuándo le llegará el momento de morir? ¿Es que puedes confiar en que llegarás a viejo?
Muchos dejan para la vejez la labor de arrepentirse.
“¿Y por qué no? Voy a seguir divirtiéndome mientras sea joven, voy a disfrutar de la vida... ¡Ya habrá tiempo para arrepentirme cuando sea grande!”, dicen ellos. ¿Es sabio obrar así? ¿Acaso alguno de nosotros sabe cuándo le llegará el momento de morir? ¿Es que puedes confiar en que llegarás a viejo? Debes arrepentirte lo antes posible, inmediatamente después de pecar, sin dejar que pase un sólo día, una simple hora. Acuérdate de las palabras de San Juan Bautista, exhortando a la contrición, mientras bautizaba en el Jordán: “El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto, será cortado y arrojado al fuego.” (Mateo 3, 10).
Entonces, estremezcámonos con estas palabras y recordemos siempre que el hacha ya está en la raíz. Si no damos frutos de bondad, de amor y de pureza, seremos cortados sin ser advertidos de ello. ¡Que nuestro corazón se conmueva, huyendo de esos pecados que no han sido perdonados!
(Traducido de: Sfântul Luca al Crimeei, La porțile Postului Mare. Predici la Triod, Editura Biserica Ortodoxă, Bucureşti, 2004, pp. 79-80)