No dudes... ¡abandónate en Sus manos!
El alma que se afana en la búsqueda de la salvación no sólo es capaz de mantener la paz en las situaciones más terribles, sino que también vivifica y santifica a quienes le rodean.
A menudo te acecha una pregunta: “¿Qué he de hacer?”. Y tu corazón te responde: “¿Qué otra cosa, sino buscar la salvación de tu alma?”. Esta respuesta es la adecuada para toda situación. Porque, cuando el propósito principal de tu vida es la salvación del alma, todas las demás cosas pierden importancia. El alma que se afana en la búsqueda de la salvación no sólo es capaz de mantener la paz en las situaciones más terribles, sino que también vivifica y santifica a quienes le rodean.
¡Abandonémonos en las manos de Dios! Él dispondrá de todo en la mejor forma posible. Y, de hecho, ya lo está haciendo. Todo lo que te haya ocurrido hasta hoy demuestra Su Providencia hacia nosotros, lo creas o no. Agradécele, pues, por todo. Escribe ese agradecimiento en tu corazón, porque todo proviene de Él. No dudes, más bien analiza todos los acontecimientos de tu vida. Verás que detrás de cada momento se halla la mano misericordiosa de Dios. ¡Agradéceselo por siempre!
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Călăuzire către viața duhovnicescă, Editura Egumenița, p. 90)