Palabras de espiritualidad

No es fácil, pero debemos aprender a amar a nuestros enemigos

    • Foto: Valentina Birgaoanu

      Foto: Valentina Birgaoanu

Translation and adaptation:

Señor, todos los pueblos son obra de Tus manos... ¡Haz que vuelvan, del odio y la maldad, a la contrición, para que puedan conocer Tu inmenso amor!

El Espíritu Santo nos enseña a amar de tal forma a nuestros enemigos, al punto que nuestra alma se compadezca de ellos como si fueran nuestros propios hijos.

Hay personas que desean que sus enemigos o los de la Iglesia mueran y sufran los tormentos del infierno. Y piensan así, porque no han aprendido del Espíritu Santo el amor de Dios. Quien aprenda esto, ese derramará amargas lágrimas por todo el mundo.

Dices: “R. es un criminal... ¡ojalá se vaya al infierno a sufrir el fuego eterno!”. Te pregunto: si Dios te concediera irte al Cielo y desde allí vieras a esa persona sufriendo los tormentos del infierno, ¿no te compadecerías de ella, sin importar quién es, aunque se trate de uno de los enemigos de la Iglesia? ¿O mantendrías un corazón de piedra? En el Cielo no se permiten los corazones petrificados. Lo que se necesita en el Paraíso es la humildad y el amor de Cristo, que se apiada de todos.

Aquel que no ama a sus enemigos, no tiene en su interior la Gracia Divina.

¡Oh, Señor Misericordioso, enséñanos, por medio de Tu Santo Espíritu, a amar a nuestros enemigos y a orar fervientemente por ellos!

¡Oh, Señor, mándanos Tu Santo Espíritu, para que todos los pueblos te conozcan y aprendan de Tu amor!

¡Enseñanos, Señor, con la fuerza del Espíritu, a orar por nuestros enemigos, del mismo modo en que Tú lo hiciste!.

Señor, todos los pueblos son obra de Tus manos... ¡Haz que vuelvan, del odio y la maldad, a la contrición, para que puedan conocer Tu inmenso amor!

¡Danos, Señor, Tu Gracia, dásela a todos los pueblos que hay sobre la faz de la tierra, para que conozcan Tu amor, para que entiendan que Tú nos amas como una madre y aún más que una madre, porque una madre podría olvidarse de su hijo, pero Tú nunca podrías olvidarnos, porque amas de forma inconmensurable a toda Tu creación, y el amor jamás olvida!

¡Oh, Piadoso Señor, por Tus abundantes misericordias, salva a todos los pueblos!

(Traducido de: Cuviosul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii și iadul smereniei, Ed. Deisis, Sibiu, 2000, p. 46)