Palabras de espiritualidad

“¡No es gran cosa ser lo que debes ser!”.

    • Foto: Constantin Comici

      Foto: Constantin Comici

Una característica del cristianismo y del monaquismo de nuestro país es su pronunciada discreción. Los monjes más experimentados evitan celosamente hablar de su abnegación y sus sacrificios en pos de la virtud, y de los carismas que han recibido.

¿Tiene el monaquismo rumano algunas características especiales que lo diferencien, por ejemplo, del que se practica en el Santo Monte Athos?

—Aunque el monaquismo ortodoxo tiene una sola forma y los mismos preceptos fundamentales, en cada uno de los pueblos ortodoxos, habiéndose desarrollado en condiciones geográficas e históricas propias, su cristianismo y, desde luego, su monaquismo, presentan rasgos y características propias.

Por ejemplo, cuando vienen al Monte Athos, los monjes rumanos se sorprenden al ver jóvenes (monjes) portando el gran esquema monacal. En los monasterios rumanos no hay esquema-monjes jóvenes, porque se sigue fielmente lo que dictan las disposiciones sobre este aspecto, que dicen: “Es debido que el nuevo esquema-monje cambie completamente su forma de vida, esforzándose hasta la muerte en llegar a ser un hombre perfecto...”. Por eso es que son pocos los monjes—especialmente los que han alcanzado ya una avanzada edad— que se atreven a llegar a ese nivel. Y entonces llevan una vida de severo ascetismo, ayuno y oración, confesándose y comulgando con frecuencia. Y, por supuesto, callando mucho. “El esquema-monje debe pronunciar solamente siete palabras al día”, es una expresión muy conocida en nuestros monasterios.

Una característica del cristianismo y del monaquismo de nuestro país es su pronunciada discreción. Los monjes más experimentados evitan celosamente hablar de su abnegación y sus sacrificios en pos de la virtud y de los carismas que han recibido, sabiendo que solamente “por el don de Cristo soy lo que soy”, y que, sin Dios nada es posible (Juan 15, 5). Así debe ser también el monje, cumpliendo con los mandamientos de Cristo: “¡No es gran cosa ser lo que debes ser!”. Esta discreción es la explicación de por qué el cristianismo rumano no remarca exageradamente a sus propios santos, aunque estos jamás le han faltado. Los monjes rumanos, presentes desde hace muchos siglos en el Monte Athos, no se han desvivido por tener un monasterio propio, siendo a día de hoy los únicos monjes ortodoxos que carecen de un monasterio en la Acrópolis de la Ortodoxia.

Otra característica del monaquismo rumano es el especial acento que se pone en la parte práctica de la vida espiritual. San Calínico de Cernica, digno representante de esta espiritualidad, unía de forma prodigiosa en su propia persona la oración y la templanza más severa, con la obediencia completa en comunidad y la atención a los pobres ¿Cuál era su propósito con esto? Por una parte, ayudar a los monjes a alcanzar la purificación de forma más segura, y por otra, que se hicieran de mayor utilidad para la comunidad monacal y también para los fieles que necesitaban de su auxilio. Podría decirse que San Calínico fue un ejemplo de espiritualidad integral.

(Traducido de: Ieromonahul Petroniu Tănase, Chemarea Sfintei Ortodoxii, Editura Bizantină, București, 2006, pp. 54-55)