No es posible encontrar la paz sino en la humildad
Aunque Dios te enaltezca, debes seguir siendo humilde, para que Él no deje de ensalzarte: “Humillaos ante el Señor y él os ensalzará”, dice el Apóstol (Santiago 4, 10).
“Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y Yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros Mi yugo, y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11, 28-29); pero, ojo, no se trata del yugo del orgullo y la soberbia. En verdad, no es posible encontrar paz sino en la humildad, así como es imposible encontrar más turbación que en el orgullo. Si quieres obtener paz y serenidad, sé humilde. Sin embargo, si no lo eres, toda tu vida te la pasarás entre la confusión y la preocupación, entre aflicciones y amarguras, y nunca te librarás de caer. Humíllate ante todos, y el Señor te enaltecerá. ¡Qué deplorable es ensalzarte a ti mismo, sin que lo haga el Señor, porque la soberbia es apartarse de Dios, en tanto que si Él te glorifica, es por Su Gracia! Si te enalteces a ti mismo, Dios te hará más pequeño. Pero, si tú mismo te haces el más pequeño, Dios te enaltecerá. Pero, aunque Dios te enaltezca, debes seguir siendo humilde, para que Él no deje de ensalzarte: “Humillaos ante el Señor y él os ensalzará”, dice el Apóstol (Santiago 4, 10).
(Traducido de: Sfântul Dimitrie al Rostovului, Alfabetul duhovnicesc, Editura Sophia, București, 2007, p. 73)