No estamos solos en esta lucha espiritual
Apresurémonos, hermanos, en entrar al sendero que lleva a Cristo, que es el camino de la salvación, sin ningún temor a sufrir, y con la convicción de que Cristo nos ayudará y nos recibirá.
Si el hombre se adentra en el camino que le muestra Jesús, nada ni nadie podrá apartarlo del amor del Señor: ni el placer, ni el sufrimiento, ni la riqueza y el poder, ni la pobreza y la injusticia. El Señor desea que volvamos a Él y que todos nos podamos salvar. El anhelo de Dios por la conversión del pecador es más grande que el anhelo del más virtuoso de los santos por Él.
Despertémonos, pues, al santo llamado del Señor. Preparemos desde ya el aceite para nuestra lampara, porque no sabemos cuando vendrá el Novio, y podría encontrarnos sin habernos alistado como debíamos. Apresurémonos, hermanos, en entrar al sendero que lleva a Cristo, que es el camino de la salvación, sin ningún temor a sufrir, y con la convicción de que Cristo nos ayudará y nos recibirá. “Yo no apartaré a aquel que venga a Mí, porque Yo no deseo la muerte del pecador, sino que se convierta y tenga vida” (Juan 6, 37). En otras palabras, lo que quiere decirnos el Señor es: “Si quieres seguirme, toma tu cruz (el sufrimiento que hay en tu vida), porque solamente cargando nuestra cruz podemos subir el camino que lleva a la salvación”.
Por eso Cristo es el ejemplo más grande, el modelo más perfecto de lucha para todo el mundo. La salvación se obtiene únicamente luchando, librando un combate para el cual contamos con el auxilio de Jesús, Quien no deja de alentarnos. Acordémonos de Sus palabras: “¡Atreveos, que Yo he vencido al mundo!” (Juan 16, 33).
(Traducido de: Părintele Arsenie Boca, Lupta duhovniceasca cu lumea, trupul și diavolul, ediție revizuită, Editura Agaton, Făgăraș, 2009, pp. 39-40)