No hay mano que nos pueda levantar como la de Dios
“El Señor sostiene a los que caen” (Salmos 144, 14) y hace que nuestros enemigos huyan al ver que volvemos a Él.
Cuando el hombre, a pesar de esforzarse mucho, se siente vencer, no tiene por qué perder la esperanza ni atormentarse con nimiedades. Lo que tiene que hacer es levantarse y, siguiendo las palabras del profeta Isaías, reavivar su confianza en Dios, cantando: “Enteraos, pueblos: ¡seréis aplastados! (…) Haced planes: serán desbaratados; dad órdenes: inútiles serán, porque Dios está con nosotros” (Isaías 8, 9-10).
“El Señor sostiene a los que caen” (Salmos 144, 14) y hace que nuestros enemigos huyan al ver que volvemos a Él. (San Juan de Cárpatos)
(Traducido de: Cerească Înțelepciune de la cei de Dumnezeu luminați Dascăli despre Cum să biruim deprimarea, ediția a 2-a, traducere de Constantin Făgețan, Editura Sophia, București, 2008, p. 114)