¡No nos permitamos darle a una tregua a nuestro enemigo en la lucha espiritual!
Esta es la regla de vida que debe guiar a quien haya decidido, en su corazón y ante el rostro de Dios, cumplir todo el tiempo con Sus mandamientos.
“No des ni sueño a tus ojos, ni reposo a tus párpados; líbrate, como de la red la gacela, y como el pájaro de la trampa” (Proverbios 6, 4-5). Esta es la regla de vida que debe guiar a quien haya decidido, en su corazón y ante el rostro de Dios, cumplir todo el tiempo con Sus mandamientos.
Y no debe darles sueño a sus ojos exteriores ni a sus ojos interiores, los de la mente, para que estos puedan vigilar permanentemente lo que hay en el corazón, examinando todo lo que allí sucede, de manera que el creyente pueda reconocer las trampas del maligno y sus peligros. El corazón deviene, así, en la arena donde luchamos contra el enemigo.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Traducere din limba rusă de Adrian și Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, 2011, p. 21)