¡No olvides que no eres tú la persona que más sufre en este mundo!
Aprende de tus semejantes más necesitados a ser agradecido con tu Creador. Tal como ninguno de ellos se rebela, pierde la esperanza o maldice, sino que soporta el peso de su cruz con paciencia, también tú debes hacer lo mismo: levanta tu cruz y cárgala pacientemente.
Tal vez me digas que tu vida transcurre entre la pobreza y la infelicidad. Si es así, detente y observa la actitud de tus semejantes: verás a uno que, siendo pobre, es también muy devoto; o a otro que sufre de alguna discapacidad, pero es también devoto, o a algún otro que vive en la miseria más profunda, pero siempre se acuerda de Dios, y aprende de ellos a ser agradecido con tu Creador. Tal como ninguno de ellos se rebela, pierde la esperanza o maldice, sino que soporta el peso de su cruz con paciencia, también tú debes hacer lo mismo: levanta tu cruz y cárgala pacientemente.
Y no olvides que no eres tú la persona que más sufre en este mundo. ¿Tienes al menos un ojo para ver? ¡Hay personas que son completamente ciegas! ¿Padeces de alguna enfermedad crónica? ¡Hay quienes sufren de enfermedades mortales! ¿Perdiste un hijo? ¡Hay quienes han perdido dos, o todos los que tenían! ¿Has sufrido alguna pérdida en tu economía? ¡Hay quienes se ven obligados a mendigar en la calle!
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieții, Editura Egumenița, Galați, 2007, p. 269)