No pienses cosas grandes de ti mismo
Si te ataca la ira, porque talvez alguien ofendió tu ascendencia, y sientes el deseo de devolverle la afrenta, pero con palabras peores, baja tu mirada al suelo y recuerda de dónde vienes. Entonces notarás cómo la ira desaparece inmediatamente.
Primero dice simplemente que “Dios hizo al hombre” (Génesis 1, 27), pero después agrega cómo lo creó: “tomando polvo de la tierra”. Luego, cuando escuches las palabras “del polvo”, aprende a ser mesurado en tus pensamientos y a no pensar cosas grandes de ti mismo. Cuando te ataquen los pensamientos, enalteciendo tu corazón e hinchando en ti la inclinación a la vanagloria, recuerda el momento de tu creación y te darás cuenta eres completamente polvo y que naciste de la tierra que ahora pisas.
Así pues, sea que realices grandes o pequeñas cosas en tu paso por este mundo, ten siempre presente la necesidad de ser humilde. Si te ataca la ira, porque talvez alguien ofendió tu ascendencia, y sientes el deseo de devolverle la afrenta, pero con palabras peores, baja tu mirada al suelo y recuerda de dónde vienes. Entonces notarás cómo la ira desaparece inmediatamente. (...)
Dirigir la mirada a nuestra madre, la tierra, nos ayudará a alejarnos y librarnos de las terribles y viles pasiones que nos asaltan a cada instante.
(Traducido de: Sfântul Vasile cel Mare, Omilii la facerea omului; Omilie despre Rai, traducere din limba greacă de Ieromonah Lavrentie Carp, Editura Doxologia, Iași, 2010, pp. 76-78)