No podemos permitirnos descuidar el corazón
¿Quién podrá salvar algo de ese corazón, cuando las llamas se extiendan y empiecen a desolar todo, destruyendo sin piedad lo bueno que haya en él?
El amor está listo para saltar y dar cumplimiento a cualquier impulso que brote en su interior, porque el corazón no tiene ojos, pero sí mente. ¡En verdad, todos tendríamos que estar atentos a nuestro corazón, porque por esa puerta somos más débiles, y es allí donde cedemos con más facilidad!
Cuando el pensamiento de alguna acción es arrojado sobre el muro, hacia el corazón, ¡este se inflama como un bosque de árboles secos! ¿Y quién podrá salvar algo de ese corazón, cuando las llamas se extiendan y empiecen a desolar todo, destruyendo sin piedad lo bueno que haya en él? Por eso, tienes que mantener abiertos los ojos de tu mente. Y cuando un mal pensamiento se abalance hacia ti como un lobo, dispuesto a morderte el corazón, tú, como un gavilán que se vuelca sobre sí mismo para defenderse, lucha con todas tus fuerzas y apártalo. Porque, muchas veces, si dejas pasar cinco minutos, será ya demasiado tarde.
(Traducido de: Un mare mărturisitor creștin: Preotul Constantin Sârbu, Editura Bonifaciu, București, 2008, p. 164)