¡No seamos desagradecidos con Dios!
¡Gloria a Tu infinita misericordia por nosotros, Dios en tres Personas, porque dispusiste para nosotros un camino tan luminoso hacia la divinización!
“Como Tú, Padre, en Mí y Yo en Ti, que ellos también sean uno en Nosotros… Yo en ellos y Tú en Mí, para que sean perfectamente uno”. ¡He aquí el lazo de oro que nos une a la divinidad! Caímos nosotros, pero se levantó el Mediador que es uno con Dios-Padre, y se hizo uno con nosotros. Haciéndone uno con Él, nos unimos con Él y, por medio Suyo, con Dios-Padre. ¡Gloria a Tu infinita misericordia por nosotros, Dios en tres Personas, porque dispusiste para nosotros un camino tan luminoso hacia la divinización!
¡A qué altura nos eleva el Señor! Por lo tanto, no rechaces este bien, da testimonio de su misericordia y alaba Su inefable bondad. Despreciando esta altura, puede que pienses que te humillas, pero en realidad demuestras una tosca ingratitud y una indiferencia hacia el don supremo. Debes saber que no hay camino intermedio: o todo, o nada. Si no quieres esta altura, permanecerás en una amarga bajeza, temporal y también eterna.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, traducere din limba rusă de Adrian şi Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, 2011, p. 49)