Palabras de espiritualidad

Normas para la salvación, de la sabiduría de los ascetas y ermitaños

  • Foto: Benedict Both

    Foto: Benedict Both

“Que nunca se te olvide cumplir con tu canon de postraciones, repetir incesantemente la Oración de Jesús y reconciliarte con todos antes del ocaso. Si respetas estas sencillas normas, Dios te hará partícipe de la salvación”.

El padre Galactión era el monje más pobre del monasterio. Tenía un solo hábito, un abrigo de piel de oveja y algunas otras cosas pequeñas. Una vez, su discípulo le preguntó: 

—¿Por qué no se manda a confeccionar otra ropa, padre, como los demás monjes?

Y el anciano le respondió:

—Hermano Constantino, yo un día me confesé con un ermitaño que me encontré en la montaña apacentando un puñado de ovejas. Y me dijo: “Padre Galactión, en esta vida debes poseer únicamente aquello que puedas cargar sobre tu espalda, cuando tengas que mudarte de un lugar a otro”. Y después agregó: “Que nunca se te olvide cumplir con tu canon de postraciones, repetir incesantemente la Oración de Jesús y reconciliarte con todos antes del ocaso. Si respetas estas sencillas normas, Dios te hará partícipe de la salvación”.

En otra ocasión, el padre Galactión se encontró con un anciano asceta que caminaba en la soledad del bosque, y, acercándosele, le preguntó:

—¡Por favor, padre, dígame cuándo tendrá lugar el fin del mundo!

El anacoreta, suspirando, le respondió: 

—¿Quieres saber cuándo será el fin del mundo? Cuando cada hombre mantenga la puerta cerrada a su vecino, es decir, cuando desaparezca el amor entre los hombres.

Después, haciéndose una reverencia recíproca, cada uno prosiguió con su camino.

(Traducido de: Arhimandrit Ioanichie BălanPatericul românesc, Editura Mănăstirea Sihăstria, pp. 583-584)