Palabras de espiritualidad

Nos comunicamos hablando, pero también callando

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

El que habla todo el tiempo, sin detenerse para reflexionar, cae en un simple y superficial palabrerío.

Callar consiste en reflejar el misterio de Dios y el misterio de tu propia persona. El hombre puede comunicarse tanto hablando como callando. Hablando y callando vive y hace vivir su luz y misterio. Es suficiente, entonces, con verlo reflexionando, para notar su misterio y su luz. Callando se sumerge no sólo en su misterio, sino también en su luz y en la luz de Dios. El que habla todo el tiempo, sin detenerse para reflexionar, cae en un simple y superficial palabrerío. Pero el misterio y la luz más grande es Dios. En el silencio se percibe la presencia de Dios, como una luz y un misterio inagotable. Allí donde no está Dios, tampoco hay misterio, ni luz eterna; se tiene, entonces, la impresión que todo puede ser comprendido, que todo puede ser limitado por la mente.

(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 484 la Isaia Pustnicul, Douăzeci şi nouă de cuvinte, în Filocalia XII, Editura Humanitas, Bucureşti, 2009, p. 222)