Palabras de espiritualidad

Nuestro cuerpo, aplicado sirviente, pero cruel patrono

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Permanece atento a las debilidades de tu cuerpo, que gran enemigo tuyo es.

La amistad con nuestro cuerpo y el engaño de los regocijos carnales es la causa de nuestros pecados, de nuestro enfriamiento ante Dios, del enviciamiento del mundo y de sus aparentes, pasajeras y perniciosas “bondades”, así como de nuestra desidia y dejadez espiritual. ¡Dormitaron y se quedaron dormidos!

Permanece atento a las debilidades de tu cuerpo, que gran enemigo tuyo es. Con miles de apetitos quisiera alejar tu alma de Dios, someterla, ensuciarla, matarla; todo esto, por medio del descuido de la oración, las inclinaciones y los pensamientos de Dios. ¡Oh, doméstico enemigo, astuto, impostor! ¿Hasta cuando estaré contigo? “¡Desdichado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal? (Romanos 7, 24)

(Traducido de: Sfântul  Ioan de Kronstadt, Spicul viu. Gânduri despre calea mântuitoare, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2009, p. 87)