¡Nunca la compares desfavorablemente con otra mujer!
Uno de los errores más comunes en este tema, sucede en esos casos en los que los hombres no logran poner a sus esposas como prioridad principal, en el lugar de las mamás.
Recuerdo el caso de una mujer que se casó con un viudo. Se trataba de un hombre correcto y ella se alegró mucho de haberlo encontrado. Una sola cosa, sin embargo, le molestaba, y por eso vino a pedirme consejo
“—Lo que sucedió” —me contó— fue que, tan solo salimos de la iglesia, luego de nuestra boda, y su ex esposa pareció resucitar, haciéndose parte de nuestra relación. Ahora sé qué cocinaba ella, cómo era físicamente, cómo caminaba, cómo hablaba... ¡Todo! Entiendo que fuese duro para él, pero no creo que nuestra relación pueda funcionar si no eliminamos completamente a su antigua esposa de ella...”
Tristemente, no lo lograron. El pobre hombre no pudo nunca entender que no se puede conquistar una mujer, comparándola permanentemente con los méritos de otra.
Esto no es válido sólo para este caso. Las antiguas novias, las vecinas, las esposas de otros, una linda secretaria, las estrellas de películas o las modelos de portada de revista, indiferentemente si son solteras, viudas o divorciadas... para todas es válido. ¡Inclusive para tu propia madre!
Uno de los errores más comunes en este tema se refiere a los casos en los que los hombres no logran poner a sus esposas como prioridad principal, en el lugar de las mamás. ¡Sé que tú también admiras a tu madre, y eso está muy bien! Cocina muy bien, tiene una casa completamente ordenada, es una persona maravillosa y, desde mi punto de vista... ¡es una mujer única! ¡Pero ella es mi esposa, no la tuya! Tú tienes ahora una nueva prioridad principal y harías bien en asegurarte que tu esposa sepa que ella ocupa el primer lugar en tu corazón.
Si insisto mucho en esta idea, es porque he conocido muchos hombres a los que no se les ha dicho o no han entendido nunca que una mujer no puede ser remodelada de acuerdo a las cualidades de otra.
(Traducido de: Charlie W. Shedd, Scrisori către Filip - sfaturi unui tânăr căsătorit, Editura Bizantină, 2011, p. 88)