Palabras de espiritualidad

Obedezcamos al Médico que nos habla desde lo alto

    • Foto: Bogdan Zamfirescu

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Hermano, debes obedecer al médico cuando te diga que debes cuidar tu sangre. Pero en mayor medida debes obedecer a Dios, nuestro Médico Celestial.

El alma está ataviada con el manto de la sangre, y cuando el atuendo es tan sensible, mucho más lo es aquello que es cubierto por este. Tal como una aguja puede contagiar y dañar la sangre, así también una sola palabra, una sola mirada o un solo pensamiento pueden contagiar y afectar el alma.

Por eso, hermano, debes obedecer al médico cuando te diga que debes cuidar tu sangre. Pero en mayor medida debes obedecer a Dios, nuestro Médico Celestial, cuando te ordena: “Antes que otra cosa, mantén tu corazón en el sitio del corazón, el centro en el centro, la llama en la sangre, la vida en el atavío del cuerpo. Pero, ante todo, cuida tu corazón, hijo mío”, dice el Señor.

(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Inima în marele post, Editura Predania, București, 2010, pp. 10-11)

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