Oración y lágrimas, otra forma de corregir a nuestro hermano
En determinadas ocasiones es necesario amonestar a alguien, si la situación se ajusta a las disposiciones de los Santos Padres. No obstante, hay otra forma de ayudar a las almas.
En determinadas ocasiones es necesario amonestar a alguien, si la situación se ajusta a las disposiciones de los Santos Padres. No obstante, hay otra forma de ayudar a las almas. El higúmeno de una ermita, luego de celebrar la Divina Liturgia, me siguió a toda prisa y me alcanzó cuando yo ya me estaba adentrando en el bosque. Me pidió:
—¡Espere, padre, quiero decirle algo!
Y me relató los problemas que tenía con algunos monjes que no le obedecían. Después, me preguntó:
—¿Qué puedo hacer? ¿Cómo “vengarme” de ellos?
Yo le respondí que en un libro muy antiguo había encontrado las siguientes palabras:
—Si quieres vengarte de los pecadores, véngate con tus lágrimas.
Y si “te vengas” con tus lágrimas, el Espíritu Santo te ayudará. En la medida que los reprendas con tus lágrimas, el Espíritu Santo los amonestará, sin que tú tengas que decir nada. Esto es muy importante, porque el mandamiento de Dios es el amor: enseñar con amor a los demás, ayudarlos con amor...
(Traducido de: Părintele Proclu Nicău, Lupta pentru smerenie și pocăință, Editura Agaton, Făgăraș, 2010, pp. 18-19)