¡Cuando te despiertes por la mañana, no te pongas a trabajar inmediatamente, que el demonio se aprovechará de ello! Lo que debes hacer, es decir: “¡Gloria Ti, Dios nuestro, gloria a Ti!”. Glorifica a Dios, y luego podrás empezar tus actividades. Y verás que Dios te ayudará, fortaleciendo tu mente y tus brazos para que puedas trabajar con eficacia, y protegiéndote de cualquier peligro, de tormentas, de los rayos, de accidentes, etc. Entonces, ora y vete a trabajar con el corazón bien dispuesto. Pero, insisto, primero habla con Él, y verás lo productiva que será tu jornada.

Así es, hermanos. También a los niños hay que ponerlos a orar cuando se despierten. Porque, en una familia en donde hay turbación, falta de fe e impiedad, tampoco hay vida.

(Traducido de: Ne vorbește Părintele Cleopa - 3, Ed. Mănăstirea Sihăstria, 2004, p. 99)