Orar sin estar atentos es como coser con aguja, pero sin hilo
Falta la costura, es decir la vida en oración, falta la cercanía y unión con Dios. A menudo observamos, con dolor, que las oraciones de la mayoría de nosotros, los cristianos, son como una aguja que cose sin hilo, que avanza inútilmente, como una costura de forma, inservible.
El cristiano que ora sólo formalmente se asemeja a una mujer que cose en vano, con aguja, pero sin hilo. Cose y sigue cosiendo, pero sin utilidad alguna. Pierde su tiempo en vano. Así sucede con los hombres de Dios que oran sólo por hacerlo, con los labios pero no con la mente. La aguja de las oraciones avanza por los peldaños de su vida, pero inútilmente, porque le falta el hilo de la atención, del pensamiento sano, de la concentración o del seguir las oraciones con la mente. Le falta el Espíritu de la Oración.
De esta manera, falta la costura, es decir la vida en oración, falta la cercanía y unión con Dios. A menudo observamos, con dolor, que las oraciones de la mayoría de nosotros, los cristianos, son como una aguja que cose sin hilo, que avanza inútilmente, como una costura de forma, inservible, hecha en el aire.
(Traducido de: Protosinghel Nicodim Măndiță, Învățături despre rugăciune, Editura Agapis, București, 2008, p. 42)