Otra forma de hospitalidad
Semejante hospitalidad se vuelve, así, en un movimiento por el cual cada uno se revela y se confirma en su existencia como imagen de Dios.
La hospitalidad no consiste solamente en recibir a alguien en tu casa o en encontrarle alojamiento, sino en recibirlo en tu vida cual miembro de la Iglesia. Dicho de otra manera, practicar el altruismo consiste, especialmente, en crearle al otro las condiciones para que se exprese libremente, en ofrecerle la oportunidad de reafirmarse como persona, en ayudarle a cambiar su interior, o, aún más, en darle a Cristo esa posibilidad de transformarle y hacer de él una criatura nueva. En esto consiste la hospitalidad de la Iglesia, en que cada uno comparta con el otro sus dones, y esos dones son los frutos del Espíritu Santo: el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la bondad, la fe, la mansedumbre. Semejante hospitalidad se vuelve, así, en un movimiento por el cual cada uno se revela y se confirma en su existencia como imagen de Dios.