Otro aspecto de la obediencia
Aceptemos este mandamiento como una palabra que viene directamente de Dios Mismo.
Sólo la obediencia que se practica contra la propia voluntad y la propia razón tiene efectos beneficiosos.
La verdadera obediencia es practicada sin que el hombre vea su fundamento y sin tomar en cuenta su propia voluntad. A esta obediencia se le ha prometido un don extraordinario: el don de librarse de cualquier mal durante el cumplimiento de la misma. Cuando la obediencia es practicada para Dios, Él cubre con Su amparo a la persona.
Así pues, aceptemos este mandamiento como una palabra que viene directamente de Dios Mismo, y cumplámoslo como algo que proviene de Él, como si nos halláramos en Su presencia, con toda devoción y atención, no como si lo hiciéramos para los demás, sino para Dios, Quien todo lo ve, temerosos del juicio que se pronunciará sobre aquellos que hacen las cosas del Señor con dejadez ( Jeremías 48, 10).
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Sfaturi înțelepte, Editura Egumenița, p. 382)