Palabras de espiritualidad

Otro llamado a vencer nuestro orgullo

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Quien se humille y se haga “polvo y ceniza” recibirá las bondades de Dios y el don del Espíritu Santo en su alma.

La peor de las fieras es nuestro propio “yo”. Si sabemos combatirla, venceremos nuestras pasiones. Si pudiéramos ver qué brota de nosotros y qué clase de pensamientos hay en nuestra mente, entenderíamos que todo el tiempo somos culpables ante Dios y por qué lo enfadamos sin cesar. Por eso, tenemos que estar siempre atentos, haciendo que nuestro corazón se humille en la contrición.

Concentrémonos y oremos: “Cristo mío, te he enfadado también hoy… Te he amargado con mi forma de ser, con mi comportamiento, con mi desorden, con mi indolencia, con mi indiferencia, con mi falta de seriedad, con todas las pasiones que me acechan”. [...] Esmerémonos en mantener en nuestra alma la virtud de la humildad. ¡Humildad! Quien se humille y se haga “polvo y ceniza” recibirá las bondades de Dios y el don del Espíritu Santo en su alma.

Por humildad fue que nuestro Cristo se hizo crucificar. Con humildad todo fue hecho. Cristo quiere mucho amor y mucha fe. Si lo amamos, también Él nos amará a nosotros. Sentirá dolor por nosotros, se apiadará y nos salvará.

(Traducido de: Stareța Macrina Vassopoulos, Cuvinte din inimă, Editura Evanghelismos, pp. 155-156)