Palabras de aliento para un enfermo
¡Dios está trabajando en ti, ahora que estás enfermo! ¡Regocíjate, metal oxidado al fondo de la herrería!
Deja de lamentarte por la enfermedad que Dios permitió que viniera a ti. No olvides que Él ha permitido que enfermedades más graves afectaran a quienes eran mucho más santos que tú. Piensa en una barra de metal que durante años ha permanecido olvidada en un rincón de la herrería. Finalmente, esta empieza a rogarle al herrero que fabrique algo con ella. El herrero la toma inmediatamente, la arroja al fuego y, cuando ve que se ha encendido lo suficiente y se puede trabajar en ella, la traslada al yunque y empieza a golpearla.
¿Qué dices? ¿Esa barra tendría justificación para echarse a llorar? También tu enfermedad es ocasión para la alegría, no para la tristeza, porque tú mismo le has pedido a Dios que te haga un hombre mejor. Así, Él ha empezado a trabajar en ti, martillándote y acrisolándote. ¡Dios está trabajando en ti, ahora que estás enfermo! ¡Regocíjate, metal oxidado al fondo de la herrería!
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Gânduri despre bine și rău, Editura Predania, București, 2009, p. 136)