Palabras para enriquecernos espiritualmente
Tenemos que estar preparados para unirnos con Cristo. ¿Cómo? Orando mucho más, para que el fin de nuestros días sea uno lleno de paz.
El padre Paisos le dio estos breves consejos a uno de sus discípulos más cercanos:
—Que las ofensas sean como elogios para ti. Cuando oramos, tenemos que repetir siempre: “¡Perdóname, Señor, del mismo modo en que también yo perdono!”. La mentira es de tres clases: provocada, escuchada y sospechada. Y la paciencia es de dos clases: animal y con amor. Es decir, paciencia natural y paciencia espiritual.
A unos monjes les aconsejó:
—¡La muerte pone punto final a todo! Mientras tú estás pensando en la muerte, ya todo se acabó. Luego, tenemos que estar preparados para unirnos con Cristo. ¿Cómo? Orando mucho más, para que el fin de nuestros días sea uno lleno de paz, y para que podamos ganarnos un rinconcito del Paraíso… ¡Pero el camino no es sencillo!
En lo que concierne al amor a Cristo, decía:
– ¿Qué fue lo que pasó con San Esteban? Si él no hubiera orado a Dios por aquellos que le estaban matando, ¡no habría visto abiertos los cielos! También nosotros tenemos que orar no solo por nuestros buenos amigos y por aquellos que nos aman, sino también por quienes no nos aman, para demostrar que somos hijos de Dios por la Gracia, y para que podamos ver abierta la puerta del Paraíso.
(Traducido de: Arhimandritul Ioanichie Bălan, Părintele Paisie Duhovnicul, Editura Trinitas, 1993, p. 111)