Palabras de espiritualidad

Para alcanzar la semejanza con el Señor

    • Foto: Ovidiu Proca

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El hombre se esfuerza incluso en asemejarse a la voluntad de Dios, en transfigurar su propia voluntad para que sea igual a la de Dios y en hacer que su cuerpo se parezca al de Cristo, transfigurándolo en el Señor: “El cuerpo no es para la lujuria, sino para el Señor, y el Señor, para el cuerpo” (I Corintios 6, 13).

Creado con el potencial de devenir en dios-hombre, el hombre se esfuerza, en el marco del cuerpo cristo-céntrico de la Iglesia, en hacer su mente semejante a la de Dios, en alcanzar la transfiguración de su mente, por medio de Cristo. “Nosotros poseemos la mente de Cristo” (I Corintios 2, 16).

El hombre se esfuerza incluso en asemejarse a la voluntad de Dios, en transfigurar su propia voluntad para que sea igual a la de Dios y en hacer que su cuerpo se parezca al de Cristo, transfigurándolo en el Señor: “El cuerpo no es para la lujuria, sino para el Señor, y el Señor, para el cuerpo” (I Corintios 6, 13).

(Traducido de: Părintele Iustin PopoviciCredința Ortodoxă și viața în Hristos, traducere de prof. Paul Bălan, Editura Bunavestire, Galați, 2003, p. 45)