Palabras de espiritualidad

Para alejar al enemigo de nuestra alma…

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

El hombre de Dios, al cumplir con los mandamientos, recibiendo el Espíritu de Dios y acercándose enteramente a Él, puede hacer y realizar cosas que van más allá de su naturaleza, porque Cristo habla por medio suyo.

Hermanos, no vivamos en la maldad, más bien esforcémonos en abrazar la sencillez de la Palabra, porque, sin nuestra libre voluntad, es decir, sin nuestro libre albedrío, el demonio es totalmente incapaz de acercársenos. Y es que, si hay algo que lo caracteriza, es poseer la insolencia del malhechor y el ladrón, aunque no lo podamos ver. Porque el ladrón y el asesino ponen trampas que no podemos ver, para emboscar a sus víctimas. Lo mismo hace el demonio, quien, siendo inmaterial, deambula por lo etéreo y desde allí observa detenidamente la intención del hombre, analizando en dónde pone su mente.

Si ve que el hombre tiende hacia el bien, se aparta y no puede acercársele más. Pero si lo ve de nuevo apegándose a la maldad ë inclinándose hacia lo perverso, viene a morar en él y lo convierte en servidor de su malvada voluntad, y todo lo que quiere lo realiza por medio de las acciones impuras del hombre, porque aquellas cosas que antes no podía hacer de ninguna manera, al ser inmaterial, las lleva a cabo de inmediato, a través del instrumento material que es el hombre para él. Del mismo modo, el hombre de Dios, al cumplir con los mandamientos, recibiendo el Espíritu de Dios y acercándose enteramente a Él, puede hacer y realizar cosas que van más allá de su naturaleza, porque Cristo habla por medio suyo.

(Traducido de: Sfântul Calist I, Patriarhul Constantinopolului, Omilii la Schimbarea la Față, împotriva lui Gregoras, traducere de Laura Enache, Editura Doxologia)