Para casarnos no busquemos un “socio”, sino un amigo para toda la vida
Cuando la persona entienda que necesita del calor humano, ése que no puede ser sustituido con el comfort o con un automóvil, entonces buscará en el otro no un compañero, sino un amigo para toda la vida. Entonces la familia devendrá, para todos sus miembros, en una fuente de alegría, una escuela de amor y una llama encendida en este frío mundo.
El matrimonio es la esperanza en una relación espiritual recíproca. Es como si los esposos se realizaran mutuamente. El matrimonio es un calor emocional que enciende las almas de los hombres. Tan sólo la fe cristiana y la vida en la iglesia pueden reanimar, pueden hacer renacer el alma humana, pueden inspirar el amor en ella. Cuando la persona entienda que necesita del calor humano, ése que no puede ser sustituido con el comfort o con un automóvil, entonces buscará en el otro no un compañero, sino un amigo para toda la vida. Entonces la familia devendrá, para todos sus miembros, en una fuente de alegría, una escuela de amor y una llama encendida en este frío mundo.
(Traducido de: Arhimandrit Rafail Karelin, Învățături despre taina căsătoriei, trad. din limba rusă de Corina-Alexandra Toader, Ed. Sophia, București, 2013, p. 12)