Para entender la virtud del alma humilde
El humilde, dejando de verse a sí mismo, empieza a ver a Dios.
Por medio de la humildad, el alma se alza a la luz divina: el humilde, dejando de verse a sí mismo, empieza a ver a Dios. Y la luz divina hace que su mente se humille aún más, para que pueda ver mucha más luz. Es como un movimiento continuo en círculo, pero en un círculo cada vez más alto, desarrollándose en espiral. La humildad del alma, así, es cada vez más profunda y su ascenso cada vez más alto. Luego, en el ascenso más alto no falta la humildad más profunda, y en la humildad más profunda, el más alto enaltecimiento. Lo profundo y lo alto coinciden cada vez más, en una interioridad más y más esencial de la existencia creada, unida a la vida divina.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 875 la Calist Catafygiotul, Despre unirea dumnezeiască, în Filocalia VIII, traducere din greceşte, introducere şi note de pr. prof. dr. Dumitru Stăniloae, Editura Humanitas, Bucureşti, 2002, pp. 463)