Para entender mejor la "Oración de Jesús"
San Juan Crisóstomo dice que, sin importar cuán pecadores seamos, esta oración nos purifica cuando la pronunciamos desde el corazón. No hay arma más poderosa en cielos y tierra, que la Santa invocación de nuestro Señor Jesucristo.
Interpretando estas palabras, los Santos Padres dicen que “orar incesantemente” consiste en mencionar el Santo Nombre del Señor en todo momento. Esto se encuentra claramente expresado en la Carta a los Filipenses, en la que el Santo Apóstol Pablo escribe: "Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor para gloria de Dios Padre”.
San Juan de Cárpatos dice que, cuando pronunciamos la “Oración de Jesús” (es decir, “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador”), a cada invocación de Su Santo Nombre, el Señor nos responde en misterio: “¡Que tus pecados te sean perdonados, hijo!”.
Y San Juan Crisóstomo dice que, sin importar cuán pecadores seamos, esta oración nos purifica cuando la pronunciamos desde el corazón. No hay arma más poderosa en cielos y tierra, que la Santa invocación de nuestro Señor Jesucristo.
Cuando decimos: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios”, estamos dando testimonio de todos los misterios de nuestra fe, porque (de acuerdo a lo que dicen algunos de los Santos Padres), estas palabras abarcan todo el Evangelio.
Estas son las cinco palabras que menciona el Santo Apóstol Pablo (en su Carta a los Corintios), al afirmar: “Prefiero decir cinco palabras con mi mente, que diez mil con la lengua”. Por esta razón, la “Oración de Jesús” también se llama “Oración de la mente”.
Y cuando pronunciamos las otras palabras de la “Oración de Jesús”, (es decir, “ten piedad de mí, pecador”), damos fe de nuestra indignidad y vileza, pidiéndole misericordia al Señor, porque, si tenemos Su piedad, tenemos ya todo.
(Traducido de: Sfântul Ioan Iacob de la Neamț-Hozevitul - Opere complete, Editura Doxologia, 2013)