Palabras de espiritualidad

Para poder experimentar la felicidad de ser cristianos

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Cristo Mismo dijo: “Si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de Dios” (Mateo 18, 3). Ser como niños es ser capaces de experimentar la felicidad espiritual que un adulto ha perdido casi por completo.

La espiritualidad ortodoxa es, en su esencia, pascual, y el contenido real de la vida de la Iglesia es la alegría. En este caso, hablamos de las fiestas religiosas, que son la expresión del gozo cristiano.

La única cosa que el niño asimila con gran facilidad es justamente la alegría. Pero hemos transformado el cristianismo en algo tan maduro, tan serio, tan triste y solemne, que casi lo hemos privado de esa alegría. Sin embargo, Cristo Mismo dijo: “Si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de Dios” (Mateo 18, 3). Ser como niños es ser capaces de experimentar la felicidad espiritual que un adulto ha perdido casi por completo. Ser como niños es entrar —sin miedo y sin esperar desilusionarnos— en comunión con todo lo que existe, con la naturaleza y con los demás. A menudo utilizamos el término “don”. Pero ¿qué es el “don”? En griego, kharisma no solamente significa “don”, sino también “alegría”. “Vuestro corazón se alegrará y nadie os quitará ya vuestra alegría” (Juan 16, 22). Cuando, reunidos en la puerta de la iglesia, escuchamos al sacerdote exclamar: “¡Cristo ha resucitado!”, damos testimonio de que la muerte se ha convertido, como diría San Gregorio de Nisa, en algo “más refulgente que la luz del día”. Esta es la verdadera raíz, la verdadera fuerza de la experiencia cristiana. Y solamente en relación con esa alegría podemos entender todo lo demás.

(Traducido de: Biografia unui destin misionar  Jurnalul Părintelui Alexander Schmemann, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2004, p. 30)