Palabras de espiritualidad

Para poder luchar contra las pasiones tenemos que saber definirlas

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

Una pasión es una enfermedad de las fuerzas naturales, una infracción a la jerarquía natural de las fuerzas de nuestra alma.

¿Es posible sentir felicidad en la lucha contra las pasiones?

—¡Buena pregunta! Nos alegramos, así: si vencemos, nos alegramos por haber vencido y le agradecemos a Dios. Si somos vencidos, nos alegramos por habernos humillado, y también le agradecemos a Dios por ello. Lo importante es saber reconocer nuestras pasiones y declararles una guerra sin cuartel, recordando que ya desde que fuimos bautizados iniciamos esa lucha, cuando manifestamos nuestra intención de apartarnos del demonio. ¡Y qué importante es entender lo que es una pasión! Porque muchas veces tergiversamos las cosas al confundir las tres fuerzas de nuestra alma, y hasta llegamos a considerar la pasión como una fuerza natural. Pero no es así.

Una pasión es una enfermedad de las fuerzas naturales, una infracción a la jerarquía natural de las fuerzas de nuestra alma. Así, cuando una fuerza espiritual superior se somete a una fuerza inferior, buscando realizarse por esa vía, tenemos una pasión. Por ejemplo, cuando amo a alguien “hasta la locura”, eso no es una pasión, sino un “amor hasta la locura”, es decir, una efervescencia sentimental-emocional carente del control de la razón. Asimismo, es un estado espiritual desde el que fácilmente podemos caer en el pecado. Pero amar a alguien como a Cristo, amarlo absolutamente y esperar que te ofrezca lo mismo que Dios, eso sí es una pasión.

(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Deschide Cerul cu lucrul mărunt, Editura Doxologia, Iași, 2013, pp. 33-34)