Palabras de espiritualidad

Para que apreciemos el valor de la Divina Liturgia

    • Foto: Chiric Mihai

      Foto: Chiric Mihai

“Ahí están los santos de Cristo. ¡Mira, ahí está Aquel a quien tanto buscabas! ¡Inclínate ante Él!”

¿Qué es la Liturgia? La congregación de los santos. “Ahí están los santos de Cristo. ¡Mira, ahí está Aquel a quien tanto buscabas! ¡Inclínate ante Él!”. ¡Qué imagen tan maravillosa! ¡Esta es la Liturgia! Aquello de lo cual tiene sed nustra alma, para lo cual fuimos bautizados, para lo cual fuimos crismados, para lo cual fuimos llamados a la Iglesia Ortodoxa, lo encontramos en la Divina Liturgia. Lo que lees en todos nuestros libros y en la Santa Escritura, ahora lo tienes ante ti.

Y aunque aún no puedas verlo, Aquel a quien buscabas está aquí. ¡Póstrate ante Él! Por eso es que, cuando el sacerdote sale y nos bendice, todos inclinamos la cabeza. Cuando el Evangelio es trasladado en la “Pequeña Entrada”, nuevamente inclinamos la cabeza, al igual que en la “Gran Entrada”. Exaltamos sin cesar al mismo Dios, a todos los santos, a la Iglesia entera, con todos sus elementos visibles e invisibles, dichos y escuchados, realizados y entendidos en ella.

Y sigue: “¡Póstrate ante Él, agradécele! ¡Alégrate, oh corazón mío, porque has encontrado lo que estabas buscando!”. ¿Qué es la Divina Liturgia, de acuerdo a las ideas humanas? Es la representación —sin sangre— del sacrificio en la Cruz de Cristo. Pero no se llama “sacrificio de crucifixión”, sino Divina Eucaristía (agradecimiento). ¿Por qué se llama así, si es sacrificio, ofrenda, doxología y “última cena”, si es todo esto? Porque vivimos la realidad de forma mística, en secreto, como en un espejo (I Corintios 13, 12). Y, ya que no entendemos estas cosas, Dios nos llama para que le agradezcamos por eso que no comprendemos. (…)

Le agradecemos a Dios por lo que no entendemos, pero en medio de lo cual vivimos. Pongamos un ejemplo. ¿Sientes cómo te late el corazón? Es posible que ni sepas cómo es o en dónde está. No se halla justo ahí en donde escuchas sus latidos. ¿Entiendes la composición de la sangre o cómo esta puede llegar a transformarse en leche naterna? ¿Qué es lo que hace que los párpados se cierren? ¿Entiendes de dónde vienen a ti la alegría más inesperada o la tristeza más brusca? ¿Entiendes completamente cómo es que creces? ¿No? ¿Entonces cómo quieres entender todo lo que ocurre en la Divina Liturgia? Y, sin embargo, vives verdaderamente a Dios. Por eso es que se llama “Eucaristía”, porque es como si entendiéramos todo y le agradeciéramos a Dios. Es como si dijéramos: “Creo, Señor, pero ayuda mi falta de fe” (Marcos 9, 24). ¡Entiendo, Señor, pero ayuda la incomprensión de mi corazón y mi mente!

(Traducido de: Arhimandrit Emilianos Simonopetritul, Tâlcuiri la sfintele slujbe, Editura Sfântul Nectarie, pp. 61-62)