Para que entendamos la medida del amor, la misericordia y la bondad de Dios
Incluso aceptó la muerte para redimirnos con Su venerable Sangre y librarnos de la esclavitud del demonio y del fuego eterno.
Movido por Su infinita bondad, Dios nos creó a Su imagen y semejanza, y nos dio una mente celestial para que pudiéramos distinguir el bien del mal. No obstante, nosotros, ingratos e insensatos, infringimos Su santo mandamiento y nos apartamos de Él. Pero, nuevamente, guiado por Su bondad, Él no sólo no nos abandonó, sino que vino a buscarnos, sufriendo toda clase de suplicios por nosotros. Incluso aceptó la muerte para redimirnos con Su venerable Sangre y librarnos de la esclavitud del demonio y del fuego eterno. Y después nos alzó al Cielo, a nuestra patria, al Reino de los Cielos, que es también Su morada.
(Traducido de: Sfântul Teodor Studitul, Cuvântări duhovnicești, Editura Episcopia Alba Iulia, Alba Iulia, 1994, p. 96)