Palabras de espiritualidad

¿Para qué envanecerte?

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

El Señor escogió a los apóstoles, quienes eran humildes, y apartó a los fariseos, por soberbios.

Dios, en todas partes, rechaza a los orgullosos y recibe a los mansos: “Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes; a los hambrientos los colmó de bienes, y a los ricos los despidió vacíos” (Lucas 1, 52-53). El Señor escogió a los apóstoles, quienes eran humildes, y apartó a los fariseos, por soberbios; rechazó a los filósofos, que se creían sabios, pero eligió a los pescadores más sencillos; se apartó de los grandes y nobles gobernantes, y en cambio eligió a los humildes y pobres: a José, el carpintero, y a la Santísima Virgen Madre. Por eso, nunca te envanezcas por el linaje de tus antepasados, sabiendo que todos nosotros, después de Dios, tenemos un solo ancestro: Adán. Nuestra herencia, sin embargo, es polvo y ceniza. Fuimos tomados de la tierra, y a la tierra volveremos, y no es correcto que unos se engrandezcan sobre otros, pues la tierra nos igualará a todos y a cada uno le dará su parte.

(Traducido de: Sfântul Dimitrie al Rostovului, Alfabetul duhovnicesc, Editura Sophia, București, 2007, p. 70)

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